2014/03/31

DUINTASUNA - DIGNITÁ - DIGNIDADE - DIGNITAT - DIGNIDAD



Quienes firmamos este artículo, marchistas de la columna "Euskal Herria", sentimos orgullo de haber ido tras una pancarta que, con una única palabra, ha sido capaz de aglutinar a tal multitud de personas que, desde sus realidades más concretas, ha querido sumarse a esta impresionante avalancha de dignidad que se produjo en Madrid el pasado 22M.

No solo la manifestación; los días que hemos andado en nuestra aproximación a Madrid nos han permitido coincidir con personas de otros territorios y naciones, con quienes desde unos planteamientos comunes hemos tejido reflexiones y complicidades que, a futuro, pueden redundar en beneficio común.

El manifiesto, de gran interés y por desgracia poco difundido, expresaba con claridad  el contexto de la convocatoria y los objetivos que se pretendían. Recogemos tres de sus párrafos, no consecutivos:

“En 2014 nos encontramos ante una situación extremadamente difícil, una situación límite, de emergencia social, que nos convoca a dar una respuesta colectiva y masiva de la clase trabajadora, la ciudadanía y los pueblos.

Llamamos a los pueblos a que ejerzan su soberanía, alzando su voz de abajo arriba, democráticamente, para construir un proceso constituyente que garantice realmente las libertades democráticas, el derecho a decidir y los derechos fundamentales de las personas.

Una movilización contra el pago de la deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los derechos sociales, por las libertades democráticas, contra los recortes, la represión y la corrupción, por una sociedad de hombres y mujeres libres, una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan.”


No cabe la menor duda: la situación actual es de emergencia social. El nivel de destrozo que desde todos los gobiernos (Gasteiz e Iruñea incluidos) se está realizando al conjunto de la sociedad es histórico. Era impensable, a nada que volvamos la vista a los años previos a la crisis, que esto pudiera ocurrir. Y es desolador que se esté produciendo y que la capacidad de movilización social no sea como para tirar cohetes.

Hay que destacar el gran respeto que, en las marchas, se ha tenido a las realidades propias de cada pueblo. Ha sido un valor cuidado desde los primeros pasos de esta iniciativa y una de las claves para que todas y todos pudiéramos sentirnos a gusto en ella.

Además, el haber sido capaces de sintetizar todas las reivindicaciones en una única consigna, "Pan, trabajo y techo", ha sido otro gran acierto.

Frente a tanta razón, el Estado ha tenido que utilizar todos sus recursos: el cerco mediático (también en Euskal Herria) ha sido impresionante; por su parte el despliegue policial anunciado desde días antes de la manifestación convirtió la movilización en un asunto de orden público. El propio 22 de Marzo, frente a tanta dignidad no pudieron oponer más que la criminalización del movimiento, en base a una estrategia perfectamente diseñada por los mandatarios y las fuerzas del orden.  Pese a ello, no han podido ocultar el tsunami humano que ese día inundó Madrid.

Desde nuestra mirada, como sindicalistas de ESK, hay otro elemento a destacar: la fotografía del martes 18, justo tres días antes de la manifestación, en la que los secretarios generales de CC.OO. y UGT junto con la patronal y el gobierno del PP pretendieron resaltar que lo peor de la crisis ya había pasado y que lo que hay que hacer es reconstruir los puentes de la concertación para buscar la salida de la crisis de forma acordada.

Esa fotografía, y otras muchas parecidas a lo largo de la crisis,  hacían necesaria la convocatoria de una manifestación masiva, impulsada y organizada por el sindicalismo alternativo, reivindicativo y coherente.

Una imagen vale más que mil palabras. Comparar la de la reunión del día 18 con las miles de imágenes que nos ofreció el 22M contrapone la indignidad de unos dirigentes frente a la dignidad de la ciudadanía. Desconocemos qué opinión habrán sacado las muchas personas que siendo de esas organizaciones consideraron que su lugar estaba en la manifestación.

En el debe, lamentamos que la columna "Euskal Herria" no haya sido más nutrida (por qué no decirlo, hemos tenido envidia de la de Andalucía…) y no terminamos de entender las razones que han llevado a que, como gente trabajadora y como nación, no se haya realizado el esfuerzo de sumar nuestra energía a las del resto de personas y pueblos oprimidos por la misma bota.

Esperemos que lo aprendido en esta experiencia, tras una reflexión colectiva, nos sea de utilidad para librar las próximas batallas. Tenemos mucha tarea. Frente a la idea que nos quieren vender, la de los brotes verdes, hay que contraponer la realidad: desempleo, precariedad, pérdida de derechos…

Queremos terminar esta reflexión de urgencia con el inicio de un artículo del periodista y locutor de radio Javier Gallego, publicado el día 21:

A ti que caminas con la suela del alma gastada pero no dejas que el alma se te caiga al suelo, que tiendes la mano a las que caen y ayudas a levantarse a los que han tropezado, que caminas con los pies rotos pero no derrotados, que admites las derrotas pero no te das por vencido, que llevas zapatos cansados pero incansables y atas tus cordones a los de quien te acompaña para acompasar vuestros pasos.
A ti que cargas en tu espalda con lo tuyo y con los tuyos, con lo nuestro y con lo mío y que llevas un país en la mochila por todo el país, que marchas por un país que se arrastra y llevas a cuestas a tus paisanos, que haces surcos en la tierra y dejas huella en el camino para los que vienen detrás, que haces país al andar y marchas con dignidad por este país indignado que se levanta de nuevo al verte pasar.(…)

Igor Mera, Iratxe Álvarez, Félix Irizar y Amancay Villalba (miembros de ESK)

 

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